¿Sabes cómo ser un profesional del póker?

Las constantes innovaciones tecnológicas han revitalizado a un conocido juego de cartas como el póker. La posibilidad de jugar de manera online ha permitido que el número de seguidores aumente en todo el Planeta, así como la posibilidad de celebrarse torneos online como un complemento a las habituales citas físicas. Asimismo, muchos aficionados asisten como espectadores a cualquiera de este tipo de torneos de póker. En consecuencia, este juego de naipes que encuentran sus orígenes en la remonta Persia atraviesa una segunda juventud y comprueba como las nuevas generaciones se anima a echarse unas partidas de manera responsable. Tanto es así que algunos jóvenes sueñan con convertirse en profesionales del póker.

El futuro del póker es espléndido a tenor de su salud: grandes torneos, más jugadores, más difusión mundialmente y más torneos y ciudades interesadas en incrementar su posición de privilegio como centro de referencia para los jugadores de este juego de cartas, como sucede con México, cuya administración pública está invirtiendo en crear un turismo relacionado con los juegos de azar. La zona de Baja California busca convertirse en una alternativa a Las Vegas, la meca del juego en todo el continente americano. Y bien sea en esta ciudad del estado de Nevada o bien en cualquier otra ciudad de referencia como son las asiáticas, los amantes del póker sueñan con reinar sobre una mesa de tapete verde y convertirse en millonario.

Ese sueño no siempre se ajusta a ese refrán del castellano que indica que “los sueños se convierten en realidad” sino más bien a ese otro que dice que “los sueños, sueños son”. E indicamos esto porque un jugador de póker no siempre se convierte en un profesional de los naipes y acaba firmando una estupenda cuenta bancaria. Estos casos son muy pocos, sólo para aquellos que están designados por el azar o, mejor dicho, por un preciso y milimétrico estudio de este juego. El azar apenas tiene relevancia en el póker; mientras que el aprendizaje, el conocimiento, cuentan con el mayor porcentaje a la hora de ganar una partida y, obviamente, de convertirse en una persona que hace del póker su profesión. Y en estos casos no crean que todo el recorrido es un camino de rosas. Algunos profesionales también tienen sus problemas mentales y físicos.

De aficionado a profesional

Entonces, ¿cómo empieza un aficionado al póker su carrera hacia el profesionalismo? (o al menos se sumerge en el proceso de convertirse en profesional). No hay una receta mágica ni consejos a aplicarse en todos los casos. El factor que impulsó a una determinada persona no tiene que ejercer el mismo efecto en otra persona. Primeramente, hay que comenzar a jugar a una temprana edad. Esto es importante porque el póker requiere de ir adquiriendo una serie de conocimientos, tanto en el manejo de las cartas, como en las combinaciones y, por supuesto, en el aspecto mental y de control de los sentimientos. Las emociones, tanto las positivas como aquellas que nos acercan al nerviosismo, pueden desnivelar el poder de una buena mano de naipes.

Ese camino consistente en almacenar conocimientos se le conoce como ‘completar la curva de aprendizaje’. Para ello, desde adquirir conocimientos de manera autónoma hasta apuntarse a una escuela de póker. Y, por supuesto, jugar y jugar, ya que con la práctica se consigue aprender de los errores y potenciar las virtudes. La posibilidad de jugar online permite poner en práctica esos conocimientos adquiridos al tiempo que posibilita asistir como espectador a las grandes partidas que disputan los profesionales, y de las que se pueden obtener informaciones muy enriquecedoras.

Ese sueño de convertirse en profesional, como sucede en otras profesiones, conlleva una serie de contraprestaciones: hay que sacrificarse hacia estos naipes, dedicarles tiempo por encima de las relaciones sociales; hay que ejercitarse como si se tratase de un deportista profesional, puesto que así se mejora nuestra salud al tratarse el póker de una actividad sedentaria y se activa el cuerpo y mente para tener claridad a la hora de tomar decisiones. No sólo hay que practicar deporte, sino que hay que entrenar la mente para que ésta sea capaz de tomar decisiones en cuestión de segundos. Dejar una carta o coger otra es clave en toda partida. Asimismo, hay que se resilientes mentalmente para afrontar partidas con mucha tensión emocional y ambiental. Por último, la gestión de las emociones es otro elemento que debe entrenarse. No todo es cuestión de saberse cartas y jugadas maestras.

¿Y cómo van de matemáticas y estadísticas? Si no es su fuerte, deben entrenar duramente para tener una serie de conocimientos necesarios que se requieren en la gestión de las cartas y probabilidades. En el póker también hay este elemento diferenciador a la hora de convertirse en un gran jugador o quedarse en un simple y apasionado jugador de póker. Asimismo, hay diferentes software que sirven para calcular incluso jugadas de los contrincantes, lo que ayudará a conocer a los rivales y tratar de anticiparse en sus decisiones.

Las prisas tampoco son buenas consejeras. No sólo en el póker sino en otra serie de actividades. Un jugador aficionado debe jugar a diferentes variantes de póker, empezando por las más sencillas y acabando por las grandes partidas. Si se busca dar el salto de una manera rápida y anticipada se corre el peligro de convertirse en una víctima del póker. Si a esto le sumamos que también seremos espiados por nuestros competidores de mesa debemos saber trazar diferentes tipos de estrategias e incluso de ser ágiles a la hora de cambiarlas durante una misma partida. Solventar complicaciones es un elemento que dominan todos los grandes profesionales de este juego de cartas.

Finalmente, como sucede en otros órdenes de la vida, la suerte también influye en ser o no un profesional del póker. Si se consigue, surgirán otros inconvenientes, así como ventajas que deberán saber manejarse con la misma inteligencia que la gestión de los premios. En cualquiera de los casos, en función de lo que depare el futuro, todo jugador de póker no debe frustrarse por no ser un profesional, pues quizá sea un jugador que sea un semiprofesional o incluso participe en los torneos que se organiza para aficionados.